¡No sabéis cuánto me fastidia no poder asistir al VII Congreso de Cooperativas Agroalimentarias que comienza hoy en Valencia! Desde el de Salamanca de 2002, no me había perdido ninguno y tened por seguro que lo voy a echar en falta.
¿Por qué? Pues porque es un evento que congrega a lo más granado del agro español, y la de noticias que se saca de estos congresos. ¡Casi para llenar todo un periódico!
No sólo por lo que se dice en las charlas y conferencias —que dicho de paso, hay de todo, como en botica— sino, principalmente, por los comentarios de los pasillos y las confesiones que se hacen entre viandas y copas de vino… (Muchas de las cuales, lamentablemente, luego no se pueden contar).
El comisario europeo de Agricultura; la ministra del ramo y su corte; consejeros del sector agrario; diputados y senadores [no quiero pensar cuántos, ahora que estamos en pre-campaña electoral]; presidentes y gerentes de cooperativas; responsables de importantes empresas y entidades financieras; líderes de organizaciones agrarias… Muchos son los que suelen acercarse a los congresos de Cooperativas, y de los que no, hay que preguntarse el por qué de su ausencia.
Aunque sabed que no sólo se obtiene buena información de los «popes» agrarios. A veces es mucho más ilustrativo codearse con los cooperativistas, quienes en ocasiones desvelan más abiertamente las intrahistorias de sus empresas y federaciones o hacen confesiones sobre algún subsector agroalimentario que dominan.
Cooperativas Agroalimentarias celebra su séptimo congreso y desde que organizó el primero, en 1993 en Madrid, sus lemas han sido: «Un esfuerzo común» (1993); «Sembrando futuro» (1996 en Barcelona); «Conectados al campo del siglo XXI» (1999 en Sevillla); «Nuevos retos, nuevas respuestas» (Salamanca, 2002); «Compartiendo oportunidades» (Santiago de Compostela, 2006); «Somo futuro» (Zaragoza, 2010) y «Razones de futuro» (Valencia, 2015).
A tenor de todo esto, el futuro es algo que siempre inquieta a las cooperativas, al igual que la integración, la innovación, la financiación, la reducción de costes de producción, los mercados internacionales… Temas típicos y recurrentes sobre los que siempre se hace hincapié en dichos eventos.
Con casi 26 años de historia, la anteriormente conocida como CCAE (Confederación de Cooperativas Agroalimentarias de España) llega sólida a su séptimo congreso, aunque sus federaciones sigan sin ser una piña. No obstante, que Andalucía (la federación con mayor peso económico) adoptara el año pasado el nuevo nombre e imagen de Cooperativas Agroalimentarias se puede considerar todo un logro que hace apenas un par de años parecía impensable.
Confío en que este VII Congreso de Cooperativas Agroalimentarias sea tan provechoso para sus asistentes como fueron los anteriores para mi y estoy segura de que la organización seguirá siendo tan buena y efectiva como siempre.
¡Muchas suerte!